sábado, 17 de julio de 2010

Autobús


Una parada de autobús, su parada de autobús. Se ve a una joven. Lleva puesto un abrigo de invierno, largo, de color verde y un gorro a juego, del mismo color. Ella espera, espera al autobús. El tiempo pasa y con ello los días y las noches. La luz va cambiando, dependiendo de la hora y del día… a ratos es más anaranjada, a ratos no hay luz y a ratos las nubes tapan el sol de tal manera que el día queda de un gris oscuro que no deja distinguir los colores ni las formas con claridad. Ella sigue sentada, sigue esperando su autobús. En ocasiones está sola y en ocasiones tiene gente cerca, a veces esa gente se parece a ella físicamente: mismo color de ojos, mismo tipo de pelo, semejante estatura y porte… En ocasiones, esas personas se parecen a ella en pequeños detalles como: mismo gusto musical, parecidos intereses en la vida, mismos sueños, similares deseos… En ocasiones apenas hay parecido, ni físico ni mental. Hay personas que se quedan mas, personas que se quedan menos, personas que cogen su propio autobús sin mirar atrás, sin mirar a la joven y personas que simplemente desaparecen sin dejar rastro. Ella sigue esperando, espera a su autobús. Las cosas cambian a su alrededor, algunos cambios se realizan de forma imperceptible, pequeños detalles: una hoja seca, una colilla que se apaga sola en el suelo, una gota de lluvia deslizándose por un cristal… Otros cambios son mas bruscos, o al menos se notan mas, de una u otra manera: un árbol que se cae, un nido de pajarillos recién nacidos, una ráfaga de viento que se lleva los cuatro papeles que se encuentran tirados en la carretera…. Ella espera, sigue esperando el autobús.

Paraíso

Los paraísos no son como aparecen en las películas, al menos no del todo. El paraíso preciado es bello, divertido, entretenido, con millares de cosas que hacer, tiempo de sobra para todo… El paraíso solo se puede encontrar por casualidad, cuando dejas de buscar, cuando empiezas a vivir. El paraíso es un lugar distinto para cada persona, en el cual las mentiras y las traiciones no existen, en el cual la sonrisa es la moneda de pago. Ninguna persona puede saber cómo es su paraíso hasta que lo encuentra, hasta que ha estado en el. Conseguir encontrarlo ya es, de por si, una tarea complicada, difícil de lleva a cabo, en la cual la calma, la paciencia y las ganas de vivir son básicas. Una vez lo encuentras, no es algo estable, puede no durar para siempre y eso depende del dueño del paraíso, de sus ganas de conservarlo, de su fuerza al luchar, de su forma de vivirlo y del cuidado que le de. El paraíso tan pronto como viene se puede ir, por eso, cuando lo encuentres, no lo dejes ir, no permitas que te abandone.

Hay ocasiones en las cuales uno no se da cuenta de que ha encontrado su paraíso, no se da cuenta de su felicidad, no se da cuenta de lo que tiene y esto le hace, perderlo tarde o temprano. No siempre se ve claro, no siempre sabes si tienes tu paraíso o es un simple espejismo, no siempre se sabe con certeza que estas donde debes estar, donde mereces estar, donde quieres estar…por esta razón, para saber si verdaderamente hemos encontrado el paraíso, solo hace falta pararnos a pensar en donde estamos, las razones que nos han llevado allí y las cosas que nos unen a ese determinado lugar. La única persona capaz de saber si ha encontrado en paraíso es uno mismo y por esa razón tenemos que confiar en nuestros sentimientos y escucharlos de vez en cuando, esa es la única forma de llegar al paraíso y con ello a la felicidad.